La legado del fuego que Jesé Rodríguez dejó en el Real Madrid hace tanto tiempo como una gota de fuego en una tormenta de arena, es cada vez más una rareza en la Liga española. Los fichajes han sido espejos y los contrato de cesión han sido cortinas que han relegado al jugador canario al papel de un vagabundo del fútbol, sin una nueva oportunidad de convertir su vida en arte en el campo.
Había una época en que el mundo creía que Jesé podría igualar los logros de Gareth Bale en el Real Madrid. La energía y el talento con que ingresó al club blanco como un flechazo que asomaba sobre el terreno de juego. Pero el destino había planificado otras cosas, una lesión en rodilla que truncó sus alas y llevó su juego a la sombra. Después de aquello, Jesé intentó recuperar su brillo en el Paris Saint-Germain, pero sin el mismo nivel de resultados que antes. Fue empeñado de uno en uno, club tras club, sin lograr encontrar la fórmula para revivificar su fútbol.
Hoy, su pasión es encontrar el acceso a LaLiga para mostrar que aún es posible. Aunque se sabe que primero debe agradar a un club en la Segunda división, sin darse por vencido, sin aceptar que la llama se haya apagado. Eso es lo que motiva su propuesta a jugar en el CD Eldense, y aunque se acerca el final, sin que todavía tenga un hogar seguro para el verano, ya ha conocido un «no» más cerrojo del Racing de Ferrol. La confirmación de la incorporación de Bebé en el conjunto gallego cerró definitivamente las puertas a Jesé Rodríguez.
Parece que la única ventana disponible para él sea la categoría de honor, si llega a encontrar un club dispuesto a arriesgar un poco por ese fuego que, aún hoy, late dentro de él. ¿Cuál será su próximo movimiento? ¿Cuál club puede ser el que reabre el camino al gran fútbol? Solo el tiempo y su propia dedicación a sus entrenamientos pueden proporcionarle las respuestas a estas preguntas, mientras que la historia del futbolista canario es como un lienzo sin finalizar, esperando para ser coloreado.